AVENTURA
EL VIAJE DEL COR
Cuenta la leyenda que en los tiempos de los primeros hombres, cuando los
reinos del Mar Angosto disputaban sus tierras y la guerra parecía no tener fin,
un niño del bosque del Cor emprendió un viaje con el fin de paralizar aquel
infierno. Tenía fe y esperanza en sí mismo, así que viajó reino por reino para
convencer a sus gobernantes de que no tenía sentido lo que estaba pasando. Las
tierras del Mar Angosto estaban compuestas por el reino salvaje del fuego, el
reino etéreo del viento, el reino disperso del agua, el reino creador de la
tierra y el bosque del Cor.
Así que el pequeño niño del bosque cogió lo básico y emprendió su viaje.
Cruzó ríos, montañas, poblados y desiertos. Hablaba con los ciudadanos de cada
reino, preguntaba en cada lugar qué necesitaba, qué hacía a ese lugar especial
y poco a poco fue convenciendo a la población del sinsentido de la guerra. Solo
faltaba que los gobernantes cedieran a escucharle. Al principio se negaron,
¿por qué escuchar a un niño del bosque del Cor? Pero fue la insistencia del
pequeño, las ganas y su fuerte creencia de que podía cambiar las cosas, lo que
hizo que los gobernantes accedieran a juntarse y al menos, recapacitar sobre la
dura situación que se estaba viviendo. El pequeño quiso que se reunieran en el
bosque, de esta manera ninguno de los reinados estaría en ventaja por
encontrarse en su territorio. Tras días a caballo, barco y caminando, los
gobernantes con su séquito y el pequeño niño se encontraron en el corazón del
bosque, entre el silencio de los árboles, las hadas susurrantes y la magia que
rodeaba aquel encuentro.
Fueron días intensos. Se habló de la situación de cada reino, lo que podía
aportar a las tierras del Mar Angosto, lo que deseaban y soñaban como
territorio. No se sabe si fue el lugar, los días compartidos o la magia, pero
aquellos gobernantes comenzaron a hacerse compañeros y a entablar una amistad.
Poco a poco se fueron marcando los límites, los acuerdos y los pactos para que
la guerra llegara a su fin. El niño del bosque no creía que lo que estaba
viendo, había conseguido que formaran un solo territorio formado por diversos
reinos, cada uno aportaba un aspecto importante e imprescindible, con sus
virtudes, sus lugares y sus gentes.
En los árboles del corazón del bosque se talló el sello de los cuatro
reinos y el pacto de ser solo uno. De esta forma, el bosque del Cor se
convertía en el centro de las tierras del Mar Angosto, construyéndose una
fortaleza con forma de flor de Lys, símbolo que guía por el buen camino, como
el niño del bosque había hecho por todos los reinos.
Desde entonces, es tradición que, cuando un grupo de niños del bosque del
Cor llegan a la franja de edad de 11 a 13, se les llama a Castillo para que
emprendan una aventura y puedan convertirse en verdaderos ciudadanos del Cor.
En recuerdo al pequeño
que unió a los primeros hombres, deben partir y dejar su hogar para recorrer
todas las tierras del Mar Angosto. Pasando por los reinos del Agua, Fuego,
Tierra y Viento, deberán ser aprendices de los grandes Mestres de cada ciudad, aprender
lo importante de la vida y de ellos mismos. Solo una vez recorridos los 4
reinos, podrán volver a su casa con el honor de ser un niño del bosque que ha
madurado para ser un ciudadano del Cor.
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